En Ontario, Canadá, una niña encontró en su jardín algo que parecía un simple sapo… hasta que abrió la boca.
Lo que descubrió dejó a todos sin palabras: el sapo tenía los ojos completamente formados en el techo del paladar. Sí, ¡veía desde adentro de la boca!
El fotógrafo Scott Gardner documentó este increíble hallazgo del sapo Bufo americanus, y el caso fue tan insólito que terminó siendo reportado en medios científicos y libros como Animal Anomalies de Cambridge University Press.
Los expertos creen que pudo tratarse de una macromutación embrionaria, en la que los tejidos que formarían los ojos migraron por error al paladar durante el desarrollo.
Lo más impresionante: el sapo sobrevivía, comía y lograba orientarse abriendo la boca para ver el mundo.
Un recordatorio de que la naturaleza aún guarda sorpresas que ni la ciencia puede explicar por completo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
DEJAR TU COMENTARIO, QUIERO SABER TU PERCEPCIÓN.